Frustración, movimiento y aceptación, es una triada que resume esta serie fotográfica con un modelo que se ha vuelto mi musa. No había vuelto a publicar una sesión que se enmarcara en mi experimentación con los cuerpos masculinos, y he aquí, otro paso más en ese camino de confrontación personal que intento traducir en imágenes.
Enfrentando el mismo curioso camino de la existencia, a veces nos volvemos pequeñitos como reflejo primitivo de lo vulnerables que podemos sentirnos al llegar a este plano. Y entonces, en el desespero mismo, tomamos acción, aún sin conocer a donde señala la brújula. Todo para terminar rindiéndonos a la inestable realidad que nos golpea la cara, como antesala de la aceptación que no guíe a la consciencia.
¿Existirá el destino? Quiero creer que no, después de todo, ¿no será una excusa para no hacernos responsables de ser uno solo con el que ha dibujado nuestro andar?